domingo, 6 de diciembre de 2009

Señora, deme un café americano bien cargado, por favor.


Querida Marayre, estoy cansado. Me falta un poco el aire, miro como se van las hojas por el aire. Dejo que se vayan, porque ya no me importa. Porque dejo de importarme. No nací para perder, eso lo tengo claro, pero eso no significa que sea perfecto, pocos me entenderan. Tengo miedo de lo que pueda pasar, tengo miedo de que me vuelvan a abandonar. De que me den la espalda una vez más. Que sea una triste navidad, como la última en Madrid, cuando cuál payaso de oficio, trataba de sonreir ocultando mi verdadera desdicha. """"" Debiste ser actor, hijito." Sí mamá, aveces creo que tengo madera para eso. ¿Un payasito cobarde entonces? Siempre me recrimino eso, el de ser alguien con inseguridad que desemboca en un mar de actos que catalogo con severidad de cobardia. Necesito aire, estoy cansado, el sol me anima un poco, el sol me hace recordar tus bellos rizos moviendose a tu ritmo en el aire. He dejado todo atrás por ti, más de lo que ambos imaginamos, más de lo que ambos debimos, por eso solo espero que no termines abandonandome. Yo te ayudare a ti, tu me ayudaras a mi, ¿recuerdas esa promesa de niños, debajo de la luna, que nos hicimos?



¡Ah! caramba, ya llegó el café.




París, Francia 1964